La clementina es un cítrico que pertenece a la familia de las rutáceas, al género Citrus ya la especie de la que toma su nombre, o clementina. Hoy en día, la clementina representa la mandarina más extendida en el mundo, ya que se caracteriza por ser un híbrido que se obtiene gracias al cruce entre la mandarina y la naranja amarga. La clementina es, en definitiva, un árbol de tamaño pequeño, que puede contar con un vigor excelente (mucho más que la mandarina), con una copa que se caracteriza por ser particularmente expansiva y de forma redondeada. En cuanto a la floración de la clementina, hay que subrayar como siempre se produce de forma bastante abundante, mientras que la fructificación se produce tarde. El fruto tiene forma redondeada, con una piel especialmente lisa (aunque en algunos casos arrugada), más bien fina, que se desprende con mucha facilidad del endocarpio y que presenta un característico color anaranjado. La pulpa jugosa, más bien dulce, de color naranja intenso y fragante. Las semillas, si están presentes, son bastante pequeñas y puntiagudas en un extremo.